Corto y rojo

Llevaba días rondando en mi cabeza la ídea de cortarme el pelo, era algo que necesitaba. Así que este sábado nos fuimos a la peluquería. A la misma que me peinaron para nuestra boda. Pero esta vez no me iba a hacer un recogido, o me iba a cortar las capitas, esta vez no, esta vez me iba a atrever. Respiré, me senté en el sillón del peluquero y le dije "quiero cortarme el pelo, mucho, y me fío de ti" El peluquero atendiendo a mi petición cogió la navaja y comenzó una danza cual indio americano a cortar mi cabellera. Yo observaba a mi mujer a través del espejo, pero no miraba. Ella leía el jueves y se reía a carcajadas, no quería mirar. No quería, le gustaba mi pelo tal y como estaba antes de sentarme. Cuando terminó el corte, no me conformé, y añadí "quiero otro color" ¡Lo hice! Cambié. Me dio un venazo. Hay a quien le encanta, y hay a quien le horroriza. Eso sí por la calle desapercibida no paso.
Es curioso mi mente aún no lo ha retenido, hoy he soñando con mi físico de antes. En mi sueño, era morena. Me miro al espejo me veo y no me conozco. Las fotos de antes con mi melena oscura, morena y rizada, me gustan. Pero estaba aburrida, me veía siempre igual. No se si he hecho bien o mal, solo se que hice lo que quería en el momento que quería. En ocasiones, me guío por impulsos y ya está. ¿estoy loca? puede. Pero solo pretendo gustarme a mi. Por cierto, a mi mujer, le encanta.

Foto recién hecha con la cam (el después):